Finalmente a llegado el día, la película que da fin a la leyenda del hombre murciélago que Christopher Nolan comenzara hace ya 10 años con un Batman que era mas humano, realista y oscuro. Batman cumple las expectativas mostrándonos los desastrosos efectos de la vida del vigilante nocturno con el paso de 8 años después de los acontecimientos de su predecesora, vemos un Bane que hace justicia al personaje (no como la versión nefasta que vimos en Batman y Robin).
La presentación de los nuevos personajes es detallada y acorde a su propia personalidad, es así que mientras con Bane vemos una monumental escena que incluye una avioneta y un monstruoso avión, con Selina Kyle estamos ante un sigiloso personaje que engaña fácilmente a sus enemigos sin que estos se den cuenta.
De la misma manera que Christopher Nolan hizo de Batman un héroe real, uno que podía convivir en nuestros días sin mucha fantasía alrededor, El Caballero de la Noche asciende no puede sentirse más cercana a nuestros tiempos actuales. Un momento donde la sociedad está dividida por clases y la represión de unos se convierte en la oportunidad de otros.
Bruce Wayne juega el papel más importante: Nolan lo lleva hasta las últimas consecuencias, de una forma u otra lo oprime y lo hace parte de un sector ajeno a sus ideales. Así, le hace entender que para resurgir como el vigilante nocturno que había perdido Gótica, debe regresar a sus raíces, enfrentar sus miedos.
Por otro lado, los viejos conocidos dentro de la franquicia otorgan actuaciones con papeles dignos y bien delineados. Aquí destaca principalmente Michael Caine con una interpretación por demás emotiva, mientras que Gary Oldman muestra una fragilidad que no habíamos visto en su personaje.
Mucho se habló sobre la participación de Anne Hathaway como Selina Kyle (nunca se menciona el nombre de Gatúbela), y la actriz logró desarrollar un personaje cargado de misterio que usa su sensualidad únicamente cuando se debe, pero sobre todo mantiene una química con Christian Bale que es perceptible en todo momento. Caso contrario resulta Marion Cotillard, que si bien no falla en su papel de la dama en peligro, se convierte en el forzado interés amoroso de Bruce Wayne.
En cuanto al antagonista Bane, a cargo de Tom Hardy, se establece que él es el enemigo que faltaba en el engranaje de esta trilogía. La fuerza bruta del némesis, frente al paso del tiempo de Batman, dan como resultado un duelo épico cuando se enfrentan.
La ejecución visual dentro de su tercer acto es, sin duda, uno de los momentos más espectaculares en la filmografía del hombre murciélago y del propio Christopher Nolan, quien entrega así un desenlace más que digno y necesario para el vigilante nocturno.
Estamos ante el cierre de una trilogía que, con sus pequeños detalles, mantuvo su calidad desde el primer cuadro de Batman inicia. Éste es un trabajo que se mantuvo sobrio, sin negarse a ser también un sólido espectáculo que respetó tanto a fans del cómic como al espectador promedio.
En este último capítulo, Christopher Nolan lleva hasta las mismas puertas del infierno a Bruce Wayne, lo atormenta con su pasado, con sus decisiones, con sus pérdidas. Al final todo se reduce a una simple pregunta y respuesta: “¿Por qué nos caemos? Para aprender a levantarnos”, y cuando ese momento suceda, la Ciudad Gótica atestiguará el ascenso de su vigilante nocturno, del héroe que siempre han necesitado, de su Caballero de la Noche.